Hipertensión arterial y Diabetes Mellitus “Asesinos Silenciosos” – Epidemia Mundial
Una de las mayores crisis a la que se enfrenta la asistencia sanitaria en los países industrializados es la necesidad de facilitar tratamiento sustitutivo renal por la importante trascendencia económica del problema.
El control de la presión arterial, junto con la diabetes mellitus, son los dos factores causales más importantes para el desarrollo de la Enfermedad Renal Crónica. El control de ambas enfermedades podría evitar la necesidad de diálisis en casi la mitad de los pacientes que inician un tratamiento dialítico.
Una de las mayores crisis a la que se enfrenta la asistencia sanitaria en los países industrializados es la necesidad de facilitar tratamiento sustitutivo renal por la importante trascendencia económica del problema.
En hipertensión arterial, es uno de los factores de mayor riesgo para el desarrollo de la Enfermedad Renal Crónica, sobre todo cuando la hipertensión arterial es de la forma Hallena, que es de las más graves. Tanto la hipertensión arterial como la presencia de proteínas en la orina son determinantes importantes en la progresión del daño a los riñones.
La presión arterial elevada daña a los riñones, influyendo en muchos factores:
- Retención de sal
- Lesión en la capa interna de los vasos sanguíneos (Endotelio)
- Incremento en la actividad del sistema renina-angiotensiva, aldosterona y esto provoca a la fibrosis y lesión crónica a los riñones.
- Aumento en la producción de sustancias llamadas citosina, que favorecen que haya pobre circulación de la sangre en los riñones.
El riñón, por lo tanto, es tanto villano como víctima, ya que juega un papel importante en la elevación de la presión arterial. Por lo tanto, el control óptimo de la presión arterial es un factor clave para evitar la progresión renal.
Aproximadamente 30% de la población general es hipertensa y este porcentaje aumenta dos tercios en el caso de la población adulta mayor.
La proteína en la orina se considera un marcador de daño renal y clínicamente el enfermo lo puede detectar por la presencia de orina muy espumosa (como cerveza). Estas proteínas altas filtradas por los riñones activan procesos inflamatorios, además de toxicidad a las células y contribuyen a lesiones de los túbulos y del intersticio en los riñones y por lo tanto, favorecen a que se vayan dañando los riñones en forma progresiva.
Existen 2 metaanálisis realizados en diabetes y no diabéticos han mostrado que la progresión de la Enfermedad Renal Crónica se vuelve más lenta cuando se consigue un adecuado control de la presión arterial.
Actualmente, de acuerdo a las guías mundiales, se recomienda que la presión arterial ideal para que no haya daño renal o cardiaco es 120/80 mmHg.
En Tabasco existe una incidencia alta de hipertensión arterial, desafortunadamente, no se llevan estadísticas de esta entidad, pero sí sabemos que en nuestra entidad sigue siendo la segunda causa de Enfermedad Renal Crónica en diferentes estadíos. Por lo tanto, la población general se debe checar la presión arterial con regularidad para que la hipertensión se diagnostique y se controle a tiempo.
Dr. Humberto Muñoz Pérez
Médico Internista y Nefrólogo
Cédula Profesional 3181777
Clínica Santa Cruz